Blog de crítica de la cultura y otras balas de fogueo al gusto de Óscar S.

Encuadre: página de "Batman: Year One", Frank Miller y David Mazzucchelli, 1986-7, números 404 a 407 de la serie.

viernes, 29 de julio de 2011

Pepe Gotera se cabrea

La mendicidad transeunte arraigada de siempre en el perímetro del mercado San Miguel petrificada mientras que un tipo, pongamos que Pepe Gotera, desafiaba al borracho nuevo, tirado en el suelo con la botella en la mano. Patada en la botella y voces de cerdo, que ensucias la calle, al menos no molestes a la gente, ¿qué quién soy yo? el que te mantiene con mi trabajo cacho mierda levántate si hay cojones, que no es porque seas negro, etc. Firmes le ha puesto y mansito a tirar la botella en una papelera. Este hombre, Pepe, al Parlamento Europeo echando leches por aclamación popular.

(Dizque) haiku de Mario Benedetti

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los dos ladrones
miraron a Jesús
y se miraron
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jueves, 28 de julio de 2011

¡Vida ejemplar! (robado del mítico y nunca bien ponderado blog amigo La clásica remonta)

Florence Foster Jenkins, bautizada por la crítica como "la peor cantante de la historia", era bastante optimista. Creía estar a la altura de las grandes divas de su tiempo, aunque era el dineral que había heredado el que le abría las puertas de auditorios de prestigio, como el Carnegie Hall, y no su talento. Cuando el público lloraba de la risa al escuchar cómo desafinaba, ella argüía que siempre había habido envidiosos. Ante la avalancha de artículos que la ponían verde, Florence se defendía diciendo: "La gente puede decir que no sé cantar, pero nadie podrá decir nunca que no canté".

(Ese es el espíritu hoy en día -que si se hace bien, mejor, claro).

miércoles, 27 de julio de 2011

Y la vida sigue igual, enviado por Ces


El Constitucional rechaza que los embargos de pisos vulneren derechos



El Tribunal Constitucional cree que las ejecuciones hipotecarias, que permiten a las entidades financieras o a otros acreedores quedarse con un inmueble tras el impago de la hipoteca, no vulneran los derechos fundamentales de los afectados y por tanto no son inconstitucionales. En un auto publicado por Efe, el Constitucional rechaza así estudiar la cuestión de inconstitucionalidad que planteó en septiembre de 2010 el Juzgado de Primera Instancia número 2 de Sabadell, que consideró que estos procesos podían vulnerar el derecho a la tutela judicial efectiva y a una vivienda digna porque impiden analizar el posible "carácter abusivo" de las hipotecas.

martes, 26 de julio de 2011

La siguiente tormenta perfecta...

... anunciada para el dos de agosto, acoqui: http://www.elpais.com/articulo/internacional/Obama/alerta/desastre/economico/avecina/impago/EE/UU/elpepuint/20110726elpepuint_1/Tes             (¡Los blogueros y sus niños primero!)

domingo, 24 de julio de 2011

El día en que se perdió un mal camarero

Cuando necesitaba un curro bien currado desesperadamente, encontré una familia bastante maja con un bareto menesteroso en Getafe, de los que ya no hay. Me podrían haber adoptado perfectamente, en menos de una tarde/noche, y con mi aquiescencia. No digo más que el padre estaba dispuesto a prohijarme, y el hijo, a hermanarme. Pasé la prueba de nivel con suficiente raspado, capítulo manejo de bandeja "progresa adecuadamente", pero mi madre me encontró un empleo mejor, o sea, peor. Los contactos ya se sabe: más vale que sean muy-muy buenos, o que no sean. Aún conservo con cariño un abrebotellas con cadenita de bola de billar que robé sin querer aquella noche, honrando una vida posible. En cambio, hay quien lo hace realmente bien, pese a todo. F., cerca de mi casa, es el summum de la cordialidad, la personificación personificada, si se puede redundar así. Conoce a todo el mundo, trata a todos como si fuesen de la familia, es fea como un diablo, pero no hay quién no la vea como un ángel. Claro que no le gusta ir a trabajar, como a todos, pero eso no le impide ser un encanto después, involuntariamente. He oído que cuando Sabina cantó su canción sobre la Magdalena a una puta real, ésta no entendió nada: lo normal. F., que se lo merece con creces y no es mitológica, tampoco entendería a qué vienen estas cosas sobre ella, pero por motivos menos orgásmicos. Es decir, sólo sirve copas, como Ganímedes. Pero visitadla y veréis: cobrando incluso menos de lo justo, y procedente de Galicia, la novia de España y parte del girismo comunitario, indiscutiblemente.

Era el peor de los novelistas, pero también el mejor... (Leyendo "Martin Chuzzlewit".)

Las servidumbres de la opulencia, III

http://www.elpais.com/articulo/cultura/destino/cita/Amy/Winehouse/elpepicul/20110724elpepicul_1/Tes

jueves, 21 de julio de 2011

Una sola frase para juzgar cada una de 5 películas vistas recientemente (ninguna en la tele)

-Pozos de ambición: De buenas novelas a veces salen mejores películas...
-Operación Whisky: Cary Grant interpretando al capitán Haddock.
-The Spirit: ¿Habré soportado nunca un bodriazo semejante?
-Two lovers: Los modernos amantes de Teruel merecen una reflexión...
-Valor de ley: Con la primera había más que suficiente para mí.

Una generación en (y de) sí mismo

Hablamos de Ramón Gómez de las Serna -sin "Don" que valga-, el payaso serio de escritura compleja, el observador patológico e incesante, el galanteador de lo bonito accesorio y psicólogo del corazón mágico de las cosas desechadas por los hombres graves, en definitiva de "el bueno de Ramón" -pues por el nombre de pila a secas suelen ser conocidos, como se sabe, los vates cercanos a la generación del 27, como si así se nos transformasen en los familiares vecinos que vienen a pedirnos sal en rima asonante… Aunque, propiamente, Ramón no pertenece ni a la nomina de hidalgos del 98 ni al cenáculo gongorista y exquisito del 27, y por eso lo hacemos participe de los dos sin adscribirlo a ninguno, ya que de él podemos decir aquello famoso que Groucho Marx decía de sí mismo acerca de la pertenencia a los clubes. Porque lo cierto es que Ramón se apuntaba en intención y lira a todos los clubes literarios nacionales y extranjeros de la época, pero sin incorporarse realmente a ninguno ni acatar seriamente sus postulados sino para tejer con ellos, al modo de hebras, la crisálida que habían de romper especies nuevas de mariposas (a las que, por cierto, dedicó un delicado ensayo, y, al menos, la siguiente greguería: los vasos colocados boca abajo parecen esconder la mariposa invisible…): el lepidóptero de una imagen nunca vista, de una metáfora jamás aún oída, de un objeto nunca así mimado y redescubierto para la palabra.

Ramón es, no obstante, también un hijo de la España resultante del 98, y eso se nota en su interés por el regeneracionismo de las plazas y las calles, de las pequeñas cosas sepultadas y de la emoción de a pie, en el empecinamiento a veces también de la mirada sobre lo local y lo próximo y en el rechazo de las ciencias exactas por demasiado "generales" (para él, seguramente, no más que un grado militar...) Pero, a la vez, Ramón se aparta del espíritu del 98 en tanto que inyecta un instinto, una sensibilidad y una visión un tanto ácrata al Regeneracionismo "civil" (de, p.e., un Joaquín Costa) o "naturalista" (de, p.e., un Baroja) de sus tremendos mayores. Ramón, se mire como se le mire, y estableciéndose con ello -o no- dudosas comparaciones entre estos u otros compañeros de generación, es también un tremendo, sí, pero un tremendo.... informal, y es por esa fabulosa razón, además de por sus méritos creativos propios, que evocamos aquí. Quizá esa formidable informalidad (condición para engendrar nuevas formas y hasta deformidades…..) le vino a Ramón de la infancia: el Año del Desastre, en efecto, contaba únicamente con 10 tiernos añitos, y tal vez fue entonces cuando confundió indeleblemente el secular abandono patrio con el abandono de los juguetes de esa edad, y, de esta manera, la causa de la patria con la causa de un juguete más de añorada pero imposible recuperación.

En todo caso, el figurín que es Ramón debe hacernos recordar que no todo fue "figurón" y "problematismo" y "morbo" autóctono en la España desposeída de comienzos de siglo -como a menudo suele olvidarse en las crónicas, recapitulaciones y balances que nos bombardean de cuando en cuando. Ramón no extendía recetas ni proponía antídotos o reconstituyentes porque desestimaba la enfermedad y la congoja. Confiaba humildemente en el trabajo descubridor de la imaginación libre, y únicamente redactaba analgésicos contra el aburrimiento y la apatía personales y colectivas, en la convicción de que sólo estos dos Jinetes conducen realmente al Apocalipsis. Ojalá que todavía hoy su prolífica literatura nos asesore en la tan antigua como surrealista pregunta por la vida antes de -y con- la muerte.

miércoles, 20 de julio de 2011

martes, 19 de julio de 2011

Siniestro parcial

Llevas el carro al taller por medio desprendimiento de parachoques y te roban mil veces más de lo que costaría la cinta aislante para sujetarlo. En eso consiste la crisis para el pringaillo de a pie: la mera y endémica codicia se ha degradado en supervivencia canibal. Comeos los unos a los otros ordenadamente es la primera ley de la naturaleza virgen y ahora también de la social. Lo que era una reparación sencilla se ha convertido en los papeles en un siniestro en toda regla, y el seguro tomará cartas en el asunto, como una agencia calificadora del conductor. Pero con el llamado "sistema" no ocurre igual, sino al revés, pues aquí los siniestros se quedan en simples reparaciones, y mientras que el imperio de la imagen siga pujante importa poco que los espectadores se vean reflejados a sí mismos en estado de depauperación. Mi coche -que no es mío, por cierto- ahora parece nuevo, pero no es más que un fucking espejismo...

lunes, 18 de julio de 2011

Sobre el ubicuo eslogan de sanidad "Aquí compartimos oxígeno"...

Aseveran, ceñudos, mientras envejecen a mayor velocidad y el propio orgulloso cartel rápido amarillea como dentadura de fumador...

75º Aniversario del golpe, enviado por iGin

Disparando a la ermita de San Antonio de la Florida

domingo, 17 de julio de 2011

Para colmo...

http://www.elpais.com/articulo/sociedad/Optimistas/fuerza/pase/pase/elpepusoc/20110717elpepisoc_1/Tes

viernes, 15 de julio de 2011

jueves, 14 de julio de 2011

Hipotecado vivo

"Consideramos que los dioses son en grado sumo bienaventurados y felices, pero ¿qué género de acciones hemos de atribuirles? ¿Acaso las acciones justas? ¿No parecerá ridículo ver a los dioses haciendo contratos, devolviendo depósitos y otras cosas semejantes? ¿O deben ser contemplados afrontando peligros, arriesgando su vida para algo noble? ¿O acciones generosas? Pero, ¿a quién darán? Sería absurdo que también ellos tuvieran dinero o algo semejante."
(Aristóteles, Ética a Nicómaco, Libro X, cap. 8).

miércoles, 13 de julio de 2011

El otro secreto del fútbol

Desde tiempos inmemoriales cada uno es de su equipo de corazón y siente los colores hasta la médula porque ya su padre defendía la camiseta sin más razón que haber nacido en determinado (siempre infeliz..) terruño o tener ojeriza a los qué-se-habrán-creído del pueblo de al lado. El fum-bo es una continuación de la política por otros medios, contribuyendo a reforzarla. Hay bipartidismo por lo mismo, puesto que yo soy de esos de toda la vida, y los demás otra clase de gente, ya está. Así tenemos un clásico cada cuatro años, que sabe a poco, cierto, pero mientras se bromea con el compañero de oficina y las declaraciones ante micrófono se suceden acerca del estado de la liga política. El sedicente pluralismo se reduce a eso: es bueno que haya muchos partidos para que yo me afirme en el mío manque pierda. Idéntico espíritu de facción grita en las gradas y vota en las urnas. En uno y otro caso el publicista apenas tiene nada que hacer y todavía menos el que analiza la situación sin pasiones. Quizá los fichajes puedan alterar la balanza ligeramente hacia una parte u otra, pero eso tendrán que demostrarlo en el terreno de juego unos poquísimos años de su vida profesional. Total, el resultado de cada temporada es únicamente simbólico para la mayoría, y sólo cambia realmente el reparto de ganancias entre los directivos...

lunes, 11 de julio de 2011

Thomas Bernhard: en la dirección opuesta

Desde España carecemos de la vecindad suficiente para determinar si es un tonto o un farsante. Empiezo ahora el tercero de los tomitos de su (falsa) autobiografía y antes sólo me había comido el de el sobrino del filósofo aquel. Creo que la clave de su éxito reside en que parece sincero hasta la locura, sin perder por ello jamás la dignidad. Es un maniático, es un tarado, pero se transparece que ama una cordura alciónica que apenas demuestra y los lectores nos lo tragamos. Nada en la literatura anterior parecía presagiarlo, salvo las ganas con las que los editores acogieron una transgresión así, tan aparentemente poco deliberada. En la dirección opuesta es una de las frases más repetidas de las muchas que vuelven e insisten en El sotano, quizá la que más representa un giro épico. Pero es una épica del tonto que sin embargo acierta y acertó en lo importante, lo cual deja a muchos en los inteligentes que no ven ni el contorno de la puta diana. No se aprende nada, no sirve de nada, es prosa libre, libre hasta del listón impuesto por los que han sido sus antecesores. Bukowsky, que no se cuenta entre ellos, es un simple guarrete a su lado. Debe tener muchos seguidores tantos años después, sobre todo en los países de lengua alemana. Me gusta morbosamente: si acaso seguiré informando... (pero sus poemas no me los leo ni de coña).

Un siglo en noventipico enjundiosas páginas

http://www.bubok.es/libros/204845/El-Espiritu-del-Barroco

Herrar es umano

Conservo un simpático artículo de la sección madrileña del periódico El País que iba encabezado por un titular que me sorprendió, y que decía lo siguiente: “Los sabios también se equivocan”, siendo así que estaba destinado a dar a conocer la apertura en el planetarium de Madrid de una gran exposición acerca de los errores “más llamativos” de la historia de la Astronomía. Ahora mi perplejidad: ¡¿Decís que los científicos también se equivocan, como el resto de los mortales?! ¡¿De verdad?! ¡¡Menuda sorpresa!! Para que os hagáis una idea, a mis oídos esto suena como si para dar la noticia de las tropelías cometidas por Gadafi para acabar con la revuelta popular en Libia los diarios titulasen “Los políticos también se equivocan”. Al margen de que el tipo de error achacado a un científico y a un dirigente sean totalmente distintos, el hecho mismo de que incluso los instruidos profesionales del periodismo vivan en la superstición de que los científicos disfrutan de un acceso privilegiado a la verdad me parece muy significativo: constituye, en mi opinión, una puesta al día de la fe cartesiana en que existe un método científico infalible gracias al cual el progreso de las ciencias está asegurado hasta que el hombre se parangone frente a frente con la divinidad. Pero como es cierto que la ciencia realmente ha progresado mucho desde que Descartes reorientase metódicamente su actividad -y por este lado hay que reconocerle el éxito de su descubrimiento-, de ahí que la fecundidad misma del método produzca esos desfases, desajustes, anticipaciones imperfectas e incluso choques de modelos a los que nuestros ingenuos reporteros de El País calificaban de veniales y entrañables “errores”, al modo como lo fueran, no sé, los de Clinton. Errare humanum est, ya se sabe, mas en esta ocasión no resultará tan sencillo, porque hasta los dioses se equivocarían si existiesen, y esta es, en cambio, la parte semioscura que Descartes no pudo o no supo calcular, y de la que el primer afectado fue precisamente su sistema científico. Volvemos a preguntar: ¡¿Cómo que “Método y Errores”, que es como mezclar “agua y aceite”?! ¡¿Pero no habíamos quedado en que el método era infalible?! ¡¡Si hasta los sabios se equivocan, nada nos queda ya en lo que creer (“vana es nuestra fe” como dijo de lo suyo San Pablo)!! Tranquilícense los ánimos, que ya la mayoría del público estará escuchando o adivinando los sonidos de corneta de la caballería.

Y la caballería, en efecto, llegó tiempo después de la muerte de Descartes, en cuanto comenzaron a amontonarse estas lagunas, errores o descalabros en el avance de las ciencias. La solución a estos problemas ha sido propuesta desde muchos frentes, pero la más importante de ellas tiene un nombre bien propio y determinado: se trata, en términos filosóficos, de lo que se conoce como lógica dialéctica aplicada a las ciencias. Ésta -la dialéctica moderna, no la platónica- afirma que el error es la condición necesaria de la verdad, puesto que la verdad se manifiesta en el mundo única y exclusivamente como superación de los errores. El padre de todos los dialécticos o Dialectosaurius-Rex, G.W.F. Hegel, denominaba a este mecanismo de positivación del error -ya que el error deja de representar un puro fracaso para convertirse en un motor positivo- el “Trabajo de lo Negativo”: lo negativo, como en nuestras vidas, duele, sí, pero es fácil consolarse, pues trabaja para nosotros. De esta manera, la exposición del planetario de Madrid vino a ser finalmente una glorificación de la Astronomía a través de sus mejores albaceas: los bienhechores errores -y ésta es, de hecho, la idea que con toda seguridad habitaba en la cabeza de sus promotores, dialécticos sin saberlo. El truco está, claro, en que para pensar así la historia de la Astronomía o la de cualquier otra cosa hay que escamotear primero su verdadero fundamento, que es lo que podríamos llamar “la teoría de la relatividad” de los errores, que consistiría en suponer acríticamente que a los errores les corresponde ser siempre parciales y temporales mientras que no se duda de que la verdad es eterna y absoluta. La creencia cartesiana en el método científico sale así bien parada del trance e incluso reforzada, pues bien podemos ahora hablar de una sucesión y compartimentación de los métodos, de una verdad buscada para el propio método, de un meta-método del método que sería la propia dialéctica, y etc., etc. En epistemología Karl Popper se invistió en adalid para el siglo XX de estas estrategias, y antes también el gran sociólogo Max Weber (máximo teórico, por otra parte, de la mencionada diferencia entre el error científico y el político) defendía a la ciencia de cada tiempo por su carácter necesariamente erróneo.

Ahora bien, el gran “pero” que puede oponerse a la solución dialéctica es evidente: si rechazamos el truco que fundamenta la explicación procesual del método científico, es decir, si ponemos en cuestión nuestra imaginaria “teoría de la relatividad de los errores” -no por la interposición de un genio maligno a la manera cartesiana, sino sencillamente porque no hay medio de probarla-, entonces se nos muestra igualmente posible que sea a los errores a los que les corresponda una condición eterna y absoluta mientras que a las verdades sería a las que les tocaría el feo papelón de ser parciales y temporales, lo cual parece más acorde con la impresión que se lleva uno cuando estudia la historia de las ciencias desde fuera de ellas o la historia del mundo en general. ¿Y por qué no iba a ser realmente así? El propio Popper parecía estar a punto de formularlo de esta manera, pero conjeturamos que no se atrevía del todo porque con ello veía claramente asomar las consecuencias –Popper no era ni de lejos Martin Heidegger. Y las consecuencias son: desconfianza hacia el método (nunca hacia los logros de la ciencia como tal), insuficiencia de las líneas demarcadoras que actualmente separan lo que es declarado “científico” de lo que no lo es (¿qué serían Astronomía y qué Astrología en la exposición del planetario?), retorno de los sabios a su condición humana (descendería su prestigio, pero al mismo nivel que al de los políticos capaces de errar), y otras del mismo estilo, como la que haría del titular de El País el símbolo por antonomasia de la perfecta perogrullada (esos chicos saben de sobra que ni el Papa es infalible más que por decreto del propio Papa...)

En este punto cabe pensar en nuestras propias y pequeñas vidas, para las que, si, invirtiendo la frase de Tayllerand, lo peor no es que fuera un error, sino que fue un crimen, bastaría con ahorrárnoslo para vivir más serenos, humildes y comprensivos en la conciencia de nuestros queridos e inevitables errores.

jueves, 7 de julio de 2011

Leído el pasado miércoles ante las cenizas de Emilio Panach, filósofo, por Lola Saborit

28-5-2011

Hablar de Emilio es recordar esto:

Que amó sobre todo la libertad en una época de servilismo generalizado. Le honramos porque supo ser interiormente libre, el mejor maestro de esta nueva y sin embargo eterna ciencia de seguir siendo uno mismo frente a todos y a todo. Como pocas personas ha luchado con más honradez y encono por mantener puro e imperturbable su yo más íntimo y lo ha hecho sin la más pequeña sombra de tragedia o heroísmo y sólo porque aquel que se mantiene libre frente a todo y a todos conserva y aumenta la libertad en la tierra.

Nunca causó extrañeza o sorpresa a nadie porque no se daba importancia en la vida. Siempre un pequeño auditorio: sus alumnos, su familia, sus amigos, sin aplausos. Cumplía con sus obligaciones sin llamar la atención; para el mundo adoptaba el mimetismo de la discreción, para así poder desplegar la observación, su juego de colores favorito.

Siempre estaba dispuesto a prestarse, nunca a darse. Dejaba a los otros hablar, encolerizarse, predicar y fanfarronear. Dejaba que el mundo siguiera sus caminos insensatos y enmarañados y sólo se preocupaba de una cosa: ser juicioso él mismo, humano en una época de inhumanidad, libre en medio de una locura colectiva. Incluso los más allegados, los que le conocíamos ignorábamos con qué constancia, tenacidad, cordura y ductibilidad trabajaba a la sombra del mundo en la única tarea que él mismo se había impuesto: en vez de vivir una simple vida, vivir la suya propia.

miércoles, 6 de julio de 2011

Matrimonio de convivencia

Tan igualitario que él es de la misma estatura que ella.

martes, 5 de julio de 2011

Paúl S., con sentimiento

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