Blog de crítica de la cultura y otras balas de fogueo al gusto de Óscar S.

Encuadre: página de "Batman: Year One", Frank Miller y David Mazzucchelli, 1986-7, números 404 a 407 de la serie.

sábado, 31 de julio de 2010

¿Firmamento?

Desde el campo, como se sabe, sí que se distinguen las estrellas, pero te entra tal sueño que consultas el misterio con la almohada. Estamos ensayando el primer modelo de civilización histórica que descansa sobre la constatación de que el cielo no es estable, sino que se trata más bien como de una suerte de discoteca galáctica, pero, como digo, eso no nos quita el sueño. Porque subrayar machaconamente que hasta los cuerpos celestes tienen los días contados, y que, a su escala, brillan durante un parpadeo y se extinguen es tan absurdo como cuando se insiste sobre eso mismo acerca del tiempo de la existencia humana. Y es que, por supuesto, hay escalas, pero en referencia al paso de nuestras generaciones, y en la medida en que las recordamos, y no respecto a la duración del cosmos, que es literalmente incalculable y por tanto ni mucha ni poca ni todo lo contrario. De manera que ¿por qué no?: el nombre de "firmamento", por los grandes periodos a los que alude, nos sigue valiendo hoy igual que cuando hace siglos o milenios los ancestros dormían pensando que al menos había algo que jamás cambiaba, y que mientras que en este bajo mundo todo es mudadizo e imprevisible, allí arriba esas luces nos contemplaban ociosas apoyando su cabeza en la eternidad. Puede que algún día el cielo caiga sobre nosotros, como temían los irreductibles galos, pero es mucho más posible que para entonces ya no estemos aquí echados cuerpo a tierra.

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