Blog de crítica de la cultura y otras balas de fogueo al gusto de Óscar S.

Encuadre: página de "Batman: Year One", Frank Miller y David Mazzucchelli, 1986-7, números 404 a 407 de la serie.

viernes, 22 de enero de 2010

Réplica en elogio de Rohmer, Miguel G.

Copiado de los comentarios, y será comentado a su vez: 


"No aprecia el Antipático la grandeza de Rohmer, un cineasta lleno de sabiduría, que domina como nadie el lenguaje cinematográfico. El cine de Rohmer se expande en todas las direcciones, pero hace que todos los elementos constituyan un universo armónico. Dominio del tiempo y el espacio, de los diálogos, del alma humana, de la fotografía, de la luz, el color, los sentimientos. En cada historia suya se reproduce un auténtico universo, y ello se expresa en el hecho de que en cada nuevo visionado uno perciba detalles que en los anteriores visionados habían quedado inadvertidos. Así, cada película suya reproduce una cosmovisión que parece un universo infinito. ¿Los diálogos de su protagonistas son insustanciales? Nada más lejos de la realidad. Es verdad que hay criaturillas risibles, pero sirven de contrapunto a otras más lúcidas. Como el dúo de la profesora de Filosofía y la chica inmadura que aparece en "Cuento de primavera". Las reflexiones de sus personajes son verdaderamente profundas. En "El amor después del mediodía" la amiga del protagonista, un hombre cuyo matrimonio ha entrado en una fase de desvanecimiento, con quien ha estado flirteando infructuosamente toda la película, se despide de él diciendole que todo lo que han vivido durante unos meses lo aprovechará otra. En efecto, será infiel, pero con otra. Cada vivencia como preparación para la siguiente. Otro de los hallazgos narrativos de Rohmer es el uso del punto de vista. Increíble el mecanismo de precisión que construye en "Les Redezvous de París" a propósito de la cita del presunto ladrón con la chica a la que aborda en el mercadillo. Un mecanismo que incorpora el azar, otra constante de su cine. Rohmer no es condescendiente con el espectador, este abandona la sala con un universo de posibilidades en su cabeza. ¿Le robó la cartera a la chica?¿Ella tenía interés en el reencuentro? Una jugada del azar impide que él llegue a tiempo, ella se va pensando que la ausencia demuestra la culpabilidad de él.

El cine de Rohmer deja una huella que a veces es tan profunda que sus ficciones acaban marcando tanto la existencia de uno como los acontecimientos reales, en muchas ocasiones infinitamente más anodinos que los ficticios. Ni la realidad ni la ficción aportan por lo general trazos de ese relieve, visiones de esa profundidad.
¿Filosofía? Más allá de las conversaciones sobre Pascal de "Mi noche con Maude", pocos exponen una visión tan rica sobre las relaciones humanas. En sus películas queda claro, que se actúa frente a los demás a partir de hipótesis. En efecto, nunca se tiene certeza de lo que hay en la cabeza del otro. En esto hay una oposición a la corriente dominante en el cine, donde cada expresión se corresponde con un sentimiento nítido y de ahí se extraen teorías como esa de que una actor puede decir todo con la mirada. Para Rohmer no, sus personajes pueden tomar o no las decisiones acertadas, pero permanecerán con la duda. Él expone la perspectiva como condicionante en la percepción. El joven de "La mujer del aviador" crea todo un mundo imaginario sobre la mujer que ama a partir de unas observaciones parciales. Demasiado parecido a la vida real, muy opuesto al cine de certezas al que está acostumbrado la mayoría. La película, inscrita en la serie de los cuentos morales, trae a colación otra constante de su cine, las elecciones de carácter moral. No da respuestas, nos deja con la pregunta."

1 comentario:

  1. Me gustan las certezas, porque permiten no pensar. Y las respuestas, porque sosiegan la inquietud. Por lo menos en la vida cotidiana, que es el terreno de Rohmer. Utilizo como contraejemplo una película que te gustaría: Los girasoles, con la Loren y Mastroiani. Vemos que ellos no se preguntan si se quieren, lo ejercen sin doblez. La guerra les separa y entonces las circunstancias -no el alma- le llevan a él a la comehombres campaña de Rusia. Ya tenemos un elemento radicalmente real que no tiene cabida en los idilios filosóficos del francés. Mastroiani queda destrozado y cae en brazos de otra mujer que le salva de las garras del hielo. Lo siguiente es ya conflicto sentimental profundo y estremecedor: se ha hecho una vida a partir de la desolación, pero tiene una deuda amorosa con su antiguo yo. En fin, rompe el corazón, no sólo lo excita, y aunque hay dudas, se toma una resolución final. Cosas que pueden sucederle a gente ordinaria (que no sabe de Pascal) en circunstancias extra-ordinarias (una matanza que ni les va ni les viene); mi idea es que Rohmer hacía, hace, exactamente lo opuesto. Pero cada uno con sus cadaunadas...

    ResponderEliminar